13.4.08

FREE TIBET


Sin lugar a dudas, el régimen dictatorial chino merece todo tipo de censuras por las más diversas causas: la represión brutal, el estado policial-carcelario, la pena de muerte dispensada a destajo, la censura, el control obsesivo del ciudadano, la destrucción del patrimonio histórico, el militarismo agresivo, o el propio concepto político, que resume lo peor del leninismo (versión maoísta) y el liberalismo económico.

Por eso me sorprende que sea sólo el asunto del Tíbet el que mueve a la opinión pública y a los políticos a protestar contra uno de los peores regímenes que existen en nuestro planeta. Sin duda la invasión del Tíbet (como la de Irak, por poner un ejemplo más reciente) es un hecho reprobable e ilegal. No obstante, dudo mucho de que la restauración de la teocracia feudal de los lamas sea la solución al problema. La vuelta del lamaísmo sólo supondría el regreso del Tíbet a la Edad Media, con su corte de hambre, clasismo y esclavitud incluidos. Eso es lo que había en el Tíbet antes de la invasión, asuntos que el Dalai Lama no suele mencionar a menudo.

Tíbet libre, por supuesto, pero no en manos de una casta de sacerdotes privilegiados. Y China libre también.

JOSÉ MANUEL LECHADO 12/04/2008, El País, Madrid.

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LA CONCIENCIA CRÍTICA DE LOS PENALISTAS

Al ver el rechazo popular a la política violatoria de derechos humanos del gobierno chino, manifestado en las protestas surgidas con el paso de la antorcha olímpica por muchas ciudades de occidente, creo que esa conciencia política -aunque sea una conciencia un tanto intuitiva, menos que elaborada y trabajada- es algo de lo que adolece nuestra destrozada AIDP.

La Asociación Internacional de Derecho Penal, que en 2005 realizó su reunión internacional en China, no reparó en ninguno de los elementos que los ciudadanos de a pié han remarcado en estos días. Para colmo de males, la AIDP ahora organiza para 2009 una reunión en Turquía, el único país del mundo que niega y oculta un genocidio, quizá el primero del siglo XX, el armenio.

Como vemos, la AIDP tiene menos concienta crítica que un grupo de boy scouts. Una lamentable vergüenza.

Recomiendo leer el discurso de Raúl Zaffaroni sobre el triste devenir de la AIDP, dado en Guadalajara (México) en una reunión de la misma AIDP el año pasado. Leerlo.

Matías Bailone.

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