19.9.09

Noam Chomsky: "La integración es una condición previa para la independencia"


Segunda parte de la entrevista en Venezuela a Noam Chomsky, por Eva Golinger.


Eva Golinger (EG): Existen movimientos populares soberanos en América Latina, algunos identificados como socialistas, como aquí en Venezuela, y ahora tenemos una situación de expansión de presencia militar de EE.UU. Como último recurso para retomar el control. Considerando este contexto y el nuevo gobierno de EE.UU., ¿cómo debemos ver y cuáles son los prospectos de la integración latinoamericana en la era Obama?

Noam Chomsky (NC): No veo que la era Obama vaya a ser muy diferente de las anteriores. Es diferente desde el punto de vista retórico. Su presencia personal, buena retórica, y eso vende. Obama es un producto de la industria de relaciones públicas y publicidad. De hecho ganó un premio en 2008 de la industria de la publicidad por la mejor campaña publicitaria de ese año, superando a Apple Computers. Y están muy emocionados al respecto. Hay una nueva táctica de relaciones públicas y va a cambiar el clima de la industria. Y de hecho la industria de la publicidad describe abiertamente lo que hace en el ámbito político. Venden candidatos de la misma forma que venden pasta dental, y son muy francos al respecto, y dicen que este ha sido un gran triunfo, el mayor desde Reagan. Y su actitud hacia el mundo también es diferente. El gobierno de Bush era descarado y arrogante, mostrando desprecio por el mundo, como le dijeron abiertamente a las Naciones Unidas sobre el tema Irak, “si no se nos unen son irrelevantes”. A los europeos no les gusta escuchar eso, les gusta escuchar frases agradables como “los queremos”. De hecho la mejor descripción que conozco de la diferencia entre Bush y Obama se dio en 1962. Ese año, durante la crisis de los misiles, Kennedy tomaba decisiones que amenazaban con una guerra nuclear, que habría acabado con Europa, y EE.UU. habría estado seguro, y no se las informaba a los británicos, con quienes se supone tiene una relación especial. El gobierno de Kennedy no les informaba a los británicos lo que pensaba hacer, algo que quizá destruiría Gran Bretaña. Y un alto asesor de Kennedy, Dean Atchison, definió la relación especial, en secreto, no en público. Dijo que la relación especial entre EE.UU. y Gran Bretaña es que Gran Bretaña es nuestro lugarteniente, el término de moda es “socio”. Esa es la diferencia entre Bush y Obama. Para Bush, Rumsfeld y todos ellos, Europa es su lugarteniente: “cállate y haz lo que yo diga”. Para Obama, Europa es su socio: “te quiero, ahora cállate y yo hago lo que me dé la gana”.

EG: Básicamente lo mismo, con métodos diferentes.

NC: Y a los europeos les gusta, al Medio Oriente le gusta. El triunfo publicitario es impresionante. Por ejemplo, ahora está empezando el mes de Ramadán en el mundo islámico. Se ayuna todo el día y se come un banquete en la noche. Y la manera de romper el ayuno es empezar a comer dátiles. En Egipto los vendedores de dátiles han seleccionado sus mejores dátiles y los llaman los “dátiles Obama”, y Obama está abusando de ellos, pero no importa porque “eres nuestro socio y te queremos”.

EG: ¿Qué tipo de estrategia de resistencia es posible para este tipo de seducción?

NC: Lo primero es entender lo que está ocurriendo. Y lo segundo es ver que lo que está ocurriendo es simplemente una modificación táctica de políticas tradicionales, que a nivel mundial se remontan a los años cuarenta, y en cuanto a la historia de EE.UU. se remontan a los primeros colonos que llegaron al hemisferio. La política es constante pero las circunstancias cambian, por lo que las tácticas cambian. La integración es crucial. De hecho está ocurriendo un proceso doble de integración en Suramérica. Uno es la integración de países individuales. Tradicionalmente, desde la época de la conquista estuvieron separados, había muy poca interacción entre ellos. Las importaciones de artículos de lujo venían de Europa y la exportación de capital iba al país europeo de preferencia, ahora es EE.UU. en vez de Europa. Entonces una forma de integración es unir estos países, y Unasur es un ejemplo, otros ejemplos son el Banco del Sur, Mercosur.

EG: El ALBA.

NC: El ALBA es otro ejemplo. Son esfuerzos iniciales para integrar los países, y esa es una condición previa para la independencia; si están separados los van a atacar uno a uno, pero si están integrados habrá cierto tipo de defensa. La otra forma de integración que me parece más importante es la interna. Todas las estructuras latinoamericanas han sido típicamente pequeñas elites, muy europeizadas, mayormente blancas, que controlan la riqueza del país, la tierra, y no tienen responsabilidad con el resto de la población, empobrecidas, con la peor desigualdad del mundo, y son países ricos. Y el otro proceso de integración es involucrar a las grandes mayorías en la sociedad funcional, romper el yugo de las elites. Ocurrió aquí, ocurrió en Bolivia, y naturalmente hay gran resistencia y por supuesto está apoyada por EE.UU., y Europa también pero EE.UU. tiene mucho más influencia. Y este proceso dual de integración no es tolerable para las elites internas ni para las potencias imperiales extranjeras, por razones obvias. Por supuesto que hay resistencia, y a veces asume formas tradicionales, pero son más débiles, el control militar es más débil, ya no se puede simplemente invadir un país y derrocar el gobierno. A veces sí pueden, como hicieron EE.UU. y Francia, que invadieron Haití en 2004, expulsaron al presidente.

EG : Y lo ha ocupado desde entonces.

NC: Y lo ha ocupado.

EG: Quería hacer unas preguntas más antes de terminar. Para hablar de Venezuela y esa resistencia interna a la agresión del imperio. Hablamos hace un par de años sobre dos temas específicos, la creación de una nueva forma de poder popular, la transferencia de poder del Estado a consejos comunales, que ahora se están desarrollando en especies de comunas que se van a integrar regionalmente en todo el país. Tenemos escuelas de formación en esta área de consejos comunales y poder popular, y paralelo a eso está el tema de la democratización de los medios, porque podemos construir resistencia y estrategias de integración pero siempre existe un componente de guerra psicológica, y el aparato imperial controla casi toda la opinión pública en el mundo. Una pregunta sería ¿cómo ve ese proceso que ocurre en Venezuela, de la transferencia de poder al pueblo y cómo se lograría la democratización de los medios?

NC: Son preguntas interesantes. En Occidente, en EE.UU. y básicamente en el mundo occidental medios democráticos quiere decir que el Estado no controla el contenido, es decir que de Washington no pueden allanar las oficinas de CBS News y decirles lo que tienen que transmitir. Eso no existe, de hecho EE.UU. preserva la libertad de prensa, quizá mejor que nadie en ese sentido. Todas estas son sociedades capitalistas, por lo que hay una alta concentración de poder económico, lo que quiere decir que el poder económico puede apoderarse de los medios y convertirlos en agencias de propaganda del sistema corporativo, que a su vez controla el Estado. Entonces tenemos un sistema de Estado-corporación que está muy bien integrado. El caso de Obama, la razón principal por la que ganó las elecciones es porque tenía el apoyo de las instituciones financieras, a quienes les gustaba más que McCain, por eso financiaron su campaña. Pero estas instituciones estatales-corporativas están bien vinculadas y controlan los medios, que son llamados libres, porque el Estado no manda soldados a sus oficinas editoriales a decirles lo que tienen que publicar, pero es básicamente la misma gente. Entonces es democrático en un sentido y cuasi-totalitario en otro sentido. Y por esa razón el sistema doctrinario es extremadamente cerrado.

EG: ¿En Estados Unidos?

NC: Sí. De hecho en Europa no es muy diferente, con excepción quizá de Inglaterra, donde se puede criticar la guerra en Irak, pero no se puede criticar el bombardeo por parte de EE.UU. y Gran Bretaña sobre Serbia, eso es sagrado. Las decisiones son diferentes pero las estructuras son similares. Tienen diferencias, son países distintos. EE.UU. es el extremo entre los países industrializados, al punto de estar dominado por empresas, desde hace mucho tiempo. El ejemplo de la radio, cuando llegó la radio en los años veinte. La radio es pública y el gobierno controla el espectro radioeléctrico pero es propiedad pública. Cuando la radio llegó a los países europeos, en su mayoría era pública, luego se comercializó. En EE.UU. hubo un debate al respecto. Grupos defensores de derechos civiles, organizaciones eclesiásticas, universidades querían mantener la radio pública, bajo control público, pero perdieron durante el gobierno Roosevelt, que bajo el principio de libertad de expresión dijo que debía ser comercializada, y si uno piensa lo que significa libertad de expresión, es comprensible, libertad de expresión quiere decir que va a ser controlada sin intervención estatal por el poder privado.

EG: Las corporaciones

NC: En EE.UU. se hizo comercial inmediatamente, no había radio pública. Cuando llegó la televisión treinta años después, se hizo privada en gran medida. En EE.UU. ni siquiera estaba en la agenda, ni siquiera hubo un debate al respecto, porque el sistema se había extendido tanto. Existe un nivel mínimo de televisión pública, en su mayoría financiada por corporaciones.

EG: Quiere decir que no se debatió si sería pública, automáticamente se hizo comercial.

NC: No estaba en la agenda. En el caso de la radio, el movimiento sindical estaba desarrollándose en los años treinta, tenía gran influencia, y quería que fuese pública, pero para los años cincuenta el movimiento sindical estaba tan debilitado que no tuvo mucha influencia. El sistema estadounidense es el extremo, es extremadamente libre, se preserva la libertad de expresión mejor que en cualquier otro país.

EG: Pero la gente no tiene acceso a ella. Las corporaciones son las que tienen acceso a ella.

NC: Está controlada por las corporaciones, pero no hay intervención estatal, intervención estatal directa. El Estado no puede impedir que yo por ejemplo incite un golpe de Estado. A veces es extremo. En los años sesenta yo trabajaba en un laboratorio financiado 100% por el Pentágono y ese era el centro académico de resistencia contra la guerra, resistencia real, podíamos haber ido a la cárcel, y ellos no intervenían. Puedes decir lo que quieras…

EG: No en televisión.

NC: No se tenía acceso a la televisión.

EG: Recientemente unas personas en la radio incitaron el asesinato del presidente Obama y fueron detenidos por el servicio secreto.

NC: No se puede incitar al asesinato, o sea que hay ciertos límites, pero en general debemos considerar que es una sociedad extremadamente libre. A veces puedo hablar en televisión y radio y decir lo que estoy diciendo ahora, y no pasaría nada, pero por otro lado la concentración de poder y la coordinación de poder estatal y corporativo logran un control estatal-corporativo. Y la radio fue comprada hace treinta años por grandes sistemas corporativos y ahora es tan derechista que condenan al partido republicano por socialista. Es extrema derecha, y es un fenómeno interesante e importante y puede tener relevancia para el futuro. Llega a una gran audiencia de gente resentida, cuyas vidas están siendo destruidas. Durante el período neoliberal para la mayoría los salarios estuvieron estancados, más horas laborales, menos beneficios y alta concentración de riqueza. Ahora hay más desigualdad que nunca antes en la historia de EE.UU. Esta gente se siente agraviada y es la mayoría de la población, exigen respuestas, “¿qué nos está pasando? ¿Por qué nuestras vidas están destruidas?” Y los únicos que les están dando respuesta es la extrema derecha. Dicen “sus vidas están destruidas porque los liberales ricos son dueños de las corporaciones, controlan el gobierno, los medios y para ellos ustedes no importan. Somos la gente de paso, para los de la costa este y la costa oeste no somos importantes”. La estrategia es conocida, así era la propaganda nazi en sus inicios. Le llegaba al mismo tipo de gente, le daba respuesta a sus quejas, y ya sabemos lo que pasó, y eso podría pasar en EE.UU., así que no son temas triviales.

EG: Claro que no. Ya como conclusión, y para seguir con ese tema del control corporativo de los medios, y para regresar a Venezuela y la situación de recrudecimiento de las agresiones. ¿Qué acciones podemos tomar para romper ese cerco informativo para que la gente en EE.UU. y países europeos puedan conocer la verdad sobre movimientos populares aquí en Venezuela y cómo podemos fortalecer nuestros lazos solidarios y también crear conciencia sobre la agresión contra América Latina por parte del gobierno de Obama?

NC: Hay dos formas. La gente de EE.UU. debe entender la verdad sobre ellos mismos, lo que ellos llaman libertad de expresión. Es muy importante, la libertad de expresión es un logro pero hay que entender lo que significa. La libertad de expresión en la práctica significa control estatal-corporativo y eso hay que entenderlo. Segundo, en Venezuela debe lograrse la democratización de los medios de una manera que asigne una verdadera participación y control públicos del sistema mediático para que sea realmente democrático y auténtico y ello implica librar una lucha constante contra la concepción de libertad de expresión que en realidad es control corporativo. Debe ser en la práctica, debe implementarse, y debe ser ideológico, hacer entender que aunque la libertad de expresión es maravillosa y debe preservarse, tiene un significado específico en la práctica bajo circunstancias socioeconómicas particulares. Cuando todos los medios en EE.UU. son grandes corporaciones, parte de corporaciones más grandes con vínculos al gobierno, pueden ser muy libres, pues nunca van a llegar soldados a las oficinas, pero es una libertad que permite que se escuche una sola voz. Está en el sistema político. EE.UU. es conocido como una democracia estelar, en realidad es una democracia guiada, como en Irán. En Irán los candidatos son censurados por clérigos del gobierno, en EE.UU. son censurados por las corporaciones, no se puede optar por un cargo público si no se tiene un importante financiamiento del sector privado.

EG: ¿En este contexto cómo podemos romper esa barrera?

NC: Organizando activistas. En EE.UU. y el mundo occidental hay que lograr que se entienda en qué sistema estamos. Aquí se debe lograr primero una democratización legítima, sin influencia del gobierno, y transferir los medios a control público y la participación pública, sin importar si le gusta o no al gobierno, eso debe promoverse y desarrollarse. Y también está la constante batalla ideológica, saber que la libertad de expresión es un logro maravilloso, tiene un significado práctico específico dependiendo de la estructura de poder en la sociedad, que es muy difícil de inculcar. Porque parece, y puede ser verdad, que si el gobierno interfiere en los medios está violando la libertad de expresión, pero puede ser falso. Si los medios pasan a control popular es falso, incluso si viola la doctrina que dice que el poder privado debería poder controlar todo.

EG: Se está pasando por ese proceso aquí en Venezuela, así como la transferencia de poder al pueblo, y esperando que en la era Obama, o mejor dicho, el siglo XXI, de alguna forma el mensaje de lo que está pasando en América Latina llegue al pueblo de EE.UU., y si Ud. pudiera dar un mensaje al pueblo de Venezuela.

NC: El mismo gobierno de Obama es un gobierno demócrata típico, pero la campaña le dio ánimo a mucha gente y la mayoría estaba molesta con lo que estaba pasando y la campaña de Obama les dio ánimo, con ilusiones, pero les dio ánimo, y en parte pueden entender los procesos de cambio importantes en otros países, y esa es la base de los movimientos solidarios. Hay algo nuevo, hasta los años ochenta no había nada parecido a movimientos solidarios. En Francia por ejemplo, a nadie se le ocurría ir a Vietnam bajo dominio francés a convivir con la gente que trataba de derrocar el colonialismo francés. En EE.UU. en los años sesenta empezó el movimiento antibélico pero nadie decía que iba a vivir con aldeanos survietnamitas para ayudarlos o protegerlos. Pero en los ochenta sí estaba pasando, en la sociedad promedio conservadora estadounidense, incluso de congregaciones evangélicas, decenas de miles, iban a Centroamérica, y ahora van a todo el mundo. Eso fue un movimiento solidario masivo que puede entender mejor estos temas. Debe haber cooperación internacional en este sentido. La integración no es solo dentro de Suramérica, es Suramérica y el mundo, y estos temas se apoyan mutuamente y debe continuar.

EG: En parte es por eso que estamos muy agradecidos de que nos visite, y aunque nos encantaría seguir hablando por horas sobre estos temas, tenemos que concluir, así que muchas gracias por conceder esta entrevista a Venezolana de Televisión, Noam Chomsky en su primera visita a Venezuela durante este período revolucionario, esperamos ansiosos las conclusiones de su visita en los próximos días. Muchas gracias.

NC: Gracias.

Noam Chomsky: "Hablar de soberanía colombiana es un chiste"


Caracas 24 Agosto 2009.
Primera parte de la entrevista a Noam Chomsky durante la primera visita de Chomsky a Venezuela realizada por Eva Golinger para Venezolana de Televisión (VTV)

Eva Golinger (EG): Bienvenido a Venezuela, Sr. Noam Chomsky. Estamos muy emocionados por su visita, especialmente durante un momento histórico en el que están ocurriendo muchos cambios en América Latina, potenciales cambios en la relación de EE.UU. con naciones latinoamericanas, y actualmente existen importantes tensiones y conflictos que causan gran preocupación a los latinoamericanos.

En este contexto, y con el recrudecimiento de las agresiones en los últimos meses, con el golpe de Estado en Honduras, el aumento de la presencia militar en Colombia, con la ocupación de más de siete bases militares, además de un control territorial a nivel militar en Colombia, tenemos también la reactivación de la cuarta flota de la armada que ocurrió el año pasado pero está siendo usada ahora en este contexto. También el tono del discurso hacia Venezuela se ha hecho más fuerte, con acusaciones que ya se hacían y ahora continúan ahora más formales, acusando a Venezuela de permitir el narcotráfico, terrorismo, y ha habido un aumento del presupuesto militar del Pentágono, para el Comando Sur en esta región.

La pregunta es, ¿es este algún tipo de fenómeno? Ahora con un presidente supuestamente progresista en la Casa Blanca vemos más ataques contra movimientos progresistas en América Latina.

Noam Chomsky (NC): Y en el resto del mundo. Pero lo que ocurre en América Latina ha ocurrido por más tiempo. EE.UU. por mucho tiempo dio por sentado que podía controlar a América Latina, y de hecho este fue un principio básico de su política exterior desde sus orígenes como república, como una aspiración, que lograron concretar en el siglo XX. El Consejo de Seguridad Nacional, la mayor entidad de planificación, dice que si no podemos controlar América Latina, ¿cómo podemos el resto del mundo?

Henry Kissinger, cuando el golpe de Pinochet, dijo “tenemos que deshacernos de Allende o no tendremos credibilidad en el resto del mundo”. Esa es la clave para controlar el mundo, y por supuesto gran parte de la economía estadounidense estaba basada en inversiones, que eran una especie de saqueo, desde el siglo XIX. Todo esto ocurrió por mucho tiempo y de distintas maneras, intervención militar, golpes de Estado, agresiones, durante el gobierno de Kennedy, con agresión de Estado, el ejército instaurando Estados de seguridad al estilo neonazi. Luego llegó el período neoliberal, el control de los países por medios económicos, pero a finales de los noventa ya no era tan frecuente, Venezuela es un ejemplo, pero ocurría en muchos otros países. Lentamente los países latinoamericanos empezaron a escapar del largo período, desde la época de los conquistadores españoles y portugueses, de una u otra forma de colonización.

Empezaron a librarse del FMI, pagar y reestructurar sus deudas, enfocarse en los problemas internos, y EE.UU. empezaba a perder control, y tenía que haber una respuesta, que se ha desplegado desde finales de los noventa, y que tiene dos frentes, uno militar, y el otro que denominan promoción de la democracia, que es un eufemismo de sometimiento. Uno es militar y el otro es el sometimiento, y Obama sencillamente les está dando continuidad. No está haciendo nada nuevo. Parece diferente a Bush, pero la razón es, si vemos la opinión pública, voceros del gobierno, ellos critican a Bush por no haber prestado atención a América Latina, y que la región sufrió por esto. De hecho es lo mejor que le ha pasado a América Latina, que EE.UU. dirija su atención a otras regiones. Pero Obama quiere remediar esa situación desde una perspectiva progresista liberal, prestando más atención a América Latina, lo que implica un retorno a políticas más tradicionales, la militarización y el sometimiento. Lo que tú mencionas es un ejemplo, pero viene de antes, de hace muchos años, por ejemplo el entrenamiento de militares latinoamericanos por los últimos diez o quince años ha aumentado en gran medida, quizá 50% más de lo que era en los años noventa. Y ahora la posición militar de EE.UU. en América Latina es relativamente mayor que durante la Guerra Fría. Por primera vez, hay más oficiales de entrenamiento militar que asesores económicos. La estrategia ha cambiado hacia un esfuerzo por reconstruir una estructura de intervención potencial, y también para la llamada promoción de la democracia.

EG: Que hemos experimentado en gran medida aquí en Venezuela a través de la USAID, la National Endowment for Democracy con financiamiento a grupos opositores y ahora con participación en una campaña de contrainsurgencia al interior de las fuerzas revolucionarias que apoyan al gobierno, que intentan neutralizar.

NC: Pero estas son políticas de larga data. EE.UU. de hecho inició una nueva fase del imperialismo hace un siglo, al convertirse en una potencia mundial, ya había sido una potencia regional, pero con la conquista de Filipinas, ese fue el momento crucial, por los años 1900, mató a cientos de miles de personas, estableció un control militar parcial, pero tenían que gobernar el país. ¿Cómo gobernar el país? Bueno, desarrollaron una nueva forma de colonialismo, con un Estado de vigilancia muy complejo, usando la última tecnología de la época para socavar movimientos políticos, para desintegrarlos, promover el faccionalismo. Crearon una fuerza militar-policial paralela que podía usar la fuerza cuando fuese necesario. Era muy minucioso y complejo, y de hecho ha regresado a los países de origen, los Estados de vigilancia el Occidente: EE.UU., Inglaterra, desde la Primera Guerra Mundial, basados en el modelo filipino. Y sigue hasta hoy. Filipinas es el único país en el este asiático que no ha participado en el rápido crecimiento económico de las últimas décadas, y aún tiene una fuerza militar terrorista, violaciones a derechos humanos, etc.

Las técnicas son: primero, una fuerza militar internamente, si es necesaria, y segundo la colaboración de los líderes del Estado, por eso es que quieren infiltrar los movimientos revolucionarios, incitar la separación, socavar el poder de otros grupos y obtener beneficios de sus contactos con el poder imperial. Los británicos y los franceses hicieron cosas parecidas, pero esta vez se hizo con gran detalle, algo nuevo en la historia del imperialismo, y por supuesto se extendió a América Latina. Por eso es que después de cada intervención, por ejemplo Haití, República Dominicana, Nicaragua, donde sea, dejan el país en manos de la Guardia Nacional y en colaboración con líderes del Estado. Y la Guardia Nacional es una fuerza de terrorismo de Estado. La Guardia Nacional haitiana nunca luchó contra otro país. Su ejército lucha contra la población, lo mismo con Somoza.

Esa capacidad se perdió en parte en los años noventa y ahora se reconstruye de otra manera. Pero es una tradición antigua. De hecho data de mucho antes. Vale recordar que EE.UU. es el único país del mundo que fue fundado como un imperio. George Washington lo describió como un imperio infante y por supuesto tuvieron que conquistar el territorio nacional, eso es imperialismo, no cruzaron mares, pero aparte de eso, es imperialismo estándar. Prácticamente exterminaron a la población, se robaron la mitad del territorio de México y en 1898 empezaron a expandirse a otras regiones, pero el proceso es el mismo. Y es importante saber que lo hacen con toda franqueza y con una creencia en el carácter divino de su misión. Es un país religioso y siempre ha actuado para cumplir la misión de la Divina Providencia. George Bush hablaba en esos términos. Obama no necesita usar las mismas palabras. Es sofisticado. El mejor ejemplo, como todos saben, es la primera colonia en EE.UU.: Massachussets. Su carta fundacional es de 1629, establecieron su escudo en el que aparecía un indio apuntando su lanza hacia abajo y un pergamino saliendo de su boca, que decía “venid a ayudarnos”, así que los colonos que iban allá a quitarles sus tierras y exterminarlos estaban convencidos de que estaban respondiendo a ese llamado de auxilio, y esa actitud sigue en la actualidad. Cada agresión, intento de sometimiento tiene la misma inspiración. Otros países imperialistas como Francia tienen actitudes similares pero está mucho más arraigada en la cultura y creencia estadounidenses. Hay un importante trasfondo religioso, todo se justifica. Lo más que puede pasar es que se cometan errores.

EG: Eso es también como una guerra psicológica, una manipulación de la realidad, para dar esa impresión.

NC: Es importante entender que es aceptado internamente. Por ejemplo, no se puede hacer un comentario crítico sobre cualquier acción de EE.UU. Obama, por ejemplo, es muy elogiado por ser uno de los principales críticos de la guerra en Irak. ¿Cuál fue su crítica? Dijo que era un error garrafal estratégico. Asumió la misma posición que asumió el estado mayor alemán después de Stalingrado. O la posición de los rusos sobre Afganistán a principios de los ochenta. Y no lo llamamos crítica cuando es de nuestros enemigos, lo llamamos servilismo al poder. Pero en nuestro caso, los liberales, progresistas lo llaman oposición principal. Y se puede ir más allá y estar aún dentro del marco doctrinal básico, y viene de esa autopercepción de nobleza, de la misión divina de civilizar el mundo, elevarlo a un mayor nivel, entonces el sometimiento y la militarización son considerados primordiales, y de hecho en el caso de América Latina la izquierda condena a Bush por no enfocarse en América Latina, por no cumplir con la misión civilizadora. No es sorpresa entonces las acciones de Obama.

EG: Y es un proceso cuyo ritmo está aumentando rápidamente.

NC: En parte por estas razones y en parte porque los problemas son más apremiantes. La llamada “marea rosa” es considerada un verdadero peligro. De hecho el gobierno de EE.UU. está apoyando gobiernos que hace cuarenta años habría derrocado. El gobierno de Brasil, por ejemplo. Las políticas de Lula no son tan diferentes de las políticas de Goulart a principios de los sesenta, cuando el gobierno de Kennedy inició un golpe militar e instaló el primer Estado de seguridad nacional estilo neonazi, y ahora es un país amigo, porque todo el espectro se ha desplazado tanto que ahora EE.UU. debe apoyar al tipo de gobierno que antes habría derrocado y por supuesto tratar de someter a los otros.

EG: Hablemos de eso específicamente, porque está el tema del aumento de presencia militar estadounidense en Colombia, que ha causado tensión en la región. El gobierno de Colombia y el gobierno de EE.UU., Obama, sostienen que esto es un asunto bilateral, que esto no es una ocupación o el establecimiento de nuevas bases militares; es un acuerdo de cooperación en seguridad. Pero algunos de los detalles que sabemos, aparte de las tres bases que EE.UU. ya ha ocupado bajo el Plan Colombia, y más de una docena de estaciones de radar, es que definitivamente tendrán acceso a siete bases, una de las cuales, en Palanquero, les dará acceso aéreo a todo el hemisferio, que no tenían anteriormente, con gigantescos aviones militares de carga tipo C17, y más allá de eso, está el tema de lo que EE.UU. llama defensa interna en un país extranjero, con la que entrenan fuerzas armadas colombianas, equipos comando especiales, fuerzas especiales, la Policía Nacional colombiana, los entrenan, los comandan y los controlan, y ahora existe la posibilidad de una reubicación de la Escuela de las Américas, ahora llamada WHINSEC, en Colombia, para empezar el entrenamiento en otros países de la región. El próximo viernes 28 habrá una reunión de presidentes de Unasur en Argentina para tratar este tema, que muchos dicen que es una amenaza para la estabilidad regional. Pero hay naciones que mantienen la posición de que hay que respetar la soberanía colombiana. Con gobiernos apoyados por Washington como Brasil, y con el golpe en Honduras que ha sido visto como un ataque contra los países del ALBA, ¿es esta ocupación o ampliación de presencia militar en Colombia un intento de dividir e impedir un mayor progreso de la integración latinoamericana, primero mediante la promoción de estos conflictos entre naciones, aparte del conflicto entre Colombia como gobierno de derecha y Venezuela como gobierno de izquierda, con países como Brasil o Chile, que pueden asumir una posición más ambigua u neutral en cuanto al respeto de la soberanía colombiana, que se oponen a la expansión militar estadounidense pero sin llegar a condenarla.

NC: Hablar de soberanía colombiana es un chiste. El Plan Colombia, creado por Clinton, es una intervención agresiva en los asuntos internos de Colombia, que ha tenido consecuencias. Hay un pretexto, y el pretexto es la guerra contra el narcotráfico, pero es solo un pretexto y no se puede tomar en serio. Y el establecimiento de las bases militares en Colombia es una reacción al hecho de que EE.UU. ha perdido su posición militar en otros países. Ecuador desactivó la base en Manta, que le daba a EE.UU. gran capacidad de vigilancia aérea en la región. Paraguay era una especie de base militar estadounidense, y eso ya se acabó. Tenían que reconstruirla en otra parte y Colombia es el único país donde podían hacerlo. El golpe en Honduras es parte de otro proceso. Centroamérica había sido tan devastada por las guerras contra el terrorismo de Reagan que no era parte de la tendencia de la llamada marea rosa, hacia la integración latinoamericana. Honduras estaba en el camino de la integración, y bueno ahora ya no, ellos creen, y en realidad se ha expandido en Centroamérica. Nicaragua es otro caso. Todo esto me parece que es un intento de recuperar la posición tradicional incluso antes, hace 10 ó 15 años el entrenamiento de oficiales ha aumentado rápidamente, y ha cambiado, ahora el entrenamiento es en tácticas de infantería. La idea es crear fuerzas paramilitares, no están entrenando policías de tránsito. El control de la “ayuda” oficial ha cambiado del Departamento de Estado, ahora está en manos del Pentágono, que es un cambio relevante. Cuando estaba bajo el Departamento de Estado tenía al menos en teoría supervisión del Congreso, que quiere decir que había condiciones que había que cumplir sobre derechos humanos por ejemplo, que no se implementaban mucho, pero eran una limitación a posibles abusos, pero bajo el control del Pentágono, no hay reglas, todo es válido.

11.9.09

Iniciativa por la concesión del Premio Sájarov del Parlamento Europeo al Juez Baltasar Garzón y a los familiares de los desaparecidos del franquismo.


Los abajo firmantes,

conscientes de que los derechos humanos constituyen el núcleo del Parlamento Europeo y que el Premio Sájarov es una de las herramientas más visibles y de calado internacional en su promoción, así como de reconocimiento institucional por parte de la Unión Europea y sus Estados miembro.

conscientes de la finalidad de dicho galardón internacional como reconocimiento a quienes con valor y sacrificio enfrentan situaciones de graves violaciones de derechos humanos por parte de Gobiernos y autoridades. Como instrumento de cambio para que dichos Gobiernos y autoridades cesen en sus abusos de poder y en tales violaciones.

conscientes de que tal es la actual situación de impunidad de los “crímenes contra la humanidad”, crímenes de guerra, contra la paz y actos de genocidio perpetrados por el franquismo en España, así como de la posterior grave violación de los derechos humanos de los familiares de los desaparecidos del franquismo por parte del Gobierno de la nación y altas autoridades, de manera contraria a los artículos 2, 3, 8 y 13 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y otros instrumentos; en particular en cuanto al trato inhumano cruel y degradante que supone el abandono de estos 150.000 desparecidos en ausencia de una “investigación oficial efectiva e independiente”.

conscientes de la comprometida tarea realizada frente a todo ello por D. Baltasar Garzón Real, titular del juzgado de instrucción 5 de la Audiencia Nacional y por los familiares de los desaparecidos del franquismo en España en su conmovedora y firme búsqueda de sus seres queridos desaparecidos a lo largo de los últimos treinta años de democracia y frente a todo tipo de incomprensiones, trabas y dificultades e incumplimiento de los deberes básicos de humanidad por parte del Estado español y que resultarían exigibles a cualquier Estado de conformidad con las costumbres propias de las naciones civilizadas.

conscientes de las inadmisibles actuaciones penales iniciadas en los pasados meses contra D. Baltasar Garzón Real, por su intento de emprender dicha “investigación oficial efectiva e independiente” en el caso de los desaparecidos del franquismo tal y como ha sido exigida en reiterada jurisprudencia por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos a todos los poderes del Estado; del reciente comunicado de la prestigiosa Comisión Internacional de Juristas denunciando la inobservancia de distintas salvaguardas e instrumentos internacionales propias de todo Estado de Derecho.

conscientes de vivir en un país, el de los miles de niños perdidos y los cientos de fosas clandestinas, en el que sólo se ha llamado a declarar como imputado al único juez que ha tratado de hacer valer el derecho penal internacional y de los derechos humanos ante dichos crímenes, y en el que jamás se ha llamado a declarar, en cambio, a ni uno sólo de los responsables de las más de 150.000 desapariciones forzadas.

conscientes del infinito e irreparable dolor de estas familias tras toda una vida a la espera y de la urgente situación de muchos de ellos dada su avanzada edad en su legítimo anhelo de conocer la suerte de sus seres queridos arrebatados; de la imprescindible necesidad de recuperar en España la normal vigencia de los instrumentos internacionales de derechos humanos y de protección a las victimas de desaparición forzada, que jamás debió faltar; del incalculable valor de la contribución de D. Baltasar Garzón Real y de los familiares de los desaparecidos para la consecución de dicho bien social.

Conscientes del antecedente marcado por el propio Parlamento Europeo en idéntico sentido ante el caso de la lucha a la impunidad de los desaparecidos de la Dictadura militar argentina, con la concesión, en 1992, del premio Sájarov a las Madres de la Plaza de Mayo.

Proponemos al Parlamento Europeo la candidatura conjunta de D. Baltasar Garzón Real y de los familiares de los desaparecidos del franquismo para el premio Sájarov en su próxima edición de 2010, para que la misma sea tomada en consideración y respaldada en su caso de conformidad a sus bases.


Pedimos al Gobierno de España y al conjunto de autoridades nacionales

que se reformulen de raíz el conjunto de las actuales políticas “de la memoria” para reestablecer la normal vigencia también en España de los derechos humanos de todas las víctimas del franquismo y observar los deberes de verdad justicia y reparación tal y como han sido formulados por la ONU;

que sean archivadas de forma inmediata las actuaciones penales emprendidas contra D. Baltasar Garzón Real.

que nuestras autoridades nacionales respalden y promuevan la presente candidatura conjunta.


--------------
Para adhesiones y comentarios ir a Blog de Miguel Angel Rodriguez Arias.

21.8.09

Ciento cincuenta mil muertos en el armario de la Presidencia española de la Unión Europea.

En España se siguen violando hoy, día tras día, los derechos humanos de los desaparecidos del régimen fascista del franquismo y de las familias de los desaparecidos.


Por Miguel Angel Rodriguez Arias.


Surgida de entre las ruinas postbélicas de un continente arrasado, y tras el nunca más de los juicios de Nuremberg, la idea de una Europa unida se cimentó – como el propio sistema ONU – desde la afirmación de los derechos humanos de los individuos como inviolables frente a cualquier invocación de la “razón de Estado”. La observancia de los derechos humanos primaría, pues, por encima de cualesquiera chalaneos o conveniencias políticas del momento en nombre de la patria, del partido… y de cualquier otra cosa; su contenido esencial no le sería negado a los miembros de ningún colectivo, bajo ningún pretexto: éste sería cumplido, y se haría cumplir, sin excepción, como base misma y legitimación de la entera vida política democrática. Porque de “estados de excepción” y de justificaciones sobre cuando resultaba aceptable excluir a un colectivo de las exigencias mínimas de humanidad ya se había tenido bastante durante la pesadilla precedente de la que nos acabábamos de despertar: el Convenio Europeo de Derechos Humanos representaría la garantía última en el marco de Europa del catálogo de mínimos consagrado en la Declaración Universal de 1948, reforzado entre nosotros, además, mediante un sistema de control jurisdiccional internacional obligatorio: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Por eso mismo resulta tan inaceptable la actual situación de los desaparecidos del franquismo, y sus familias, en España – contabilizados por decenas de miles – y el amplio argumentario que ha pretendido, y pretende todavía, anteponer todo tipo de “razones de Estado” a lo que debiera ser un normal cumplimiento del contenido mínimo de los artículos 2,3, 8, 13 y 14 de dicho Convenio, tal y como se reitera en la jurisprudencia de dicho Tribunal.

Al igual que en la primera Serbia democrática post Milosevic – condenada ante la Cámara de Derechos Humanos de Bosnia Herzegovina sobre la base de dicho mismo Convenio – en nuestro país se siguen violando hoy, día tras día, los derechos humanos de los desaparecidos y de sus familias; víctimas éstas últimas del “trato cruel e inhumano” de nuestras autoridades que les han condenado a esperar de por vida a sus seres queridos arrebatados, a vivir a la sombra de un “síndrome Srebrenica” que en el caso español no sé sabe ni respecto a cuantas localidades – escenario de las atroces matanzas de los victoriosos cruzados y de las décadas de silencio y dolor de los familiares – habría que renombrar.

Como al Gobierno Serbio, a nuestro Gobierno socialista de las políticas Ikea de “exhúmelo usted mismo” (a su padre, a su madre, a su hermano brutalmente asesinados… es increíble pero exáctamente eso es lo que se ha hecho, y se continúa haciendo, en España) el Convenio Europeo de Derechos Humanos – instrumento conservador y de mínimos donde los haya – también parece quedarle demasiado grande. Quién lo diría. ¿Qué otras cosas le quedan demasiado grandes en materia de derechos humanos a este Gobierno?, ¿por qué?, ¿qué pensarían históricos del partido ya fallecidos y – lo más importante todavía – qué piensan otros responsables igualmente callados como si también lo estuviesen ante todo este entusiasta copia-pega de Franco y su metodología, franquista, de tutela de los derechos humanos en el caso de los desaparecidos?. Qué silencio atronador el de las filas socialistas, cuando es de la grave violación de derechos humanos, y de un trato inhumano a personas de muy avanzada edad, indefensas, de lo que se trata.

Y el caso es que pareciera que uno no se hace socialista para hacer lo que diga su Gobierno sino para defender ideales tan irrenunciables como los derechos humanos, la solidaridad con los que sufren, la justicia… incluso a pesar de lo que su propio Gobierno socialista diga llegado el caso. Aquello que decía Pablo Iglesias que había que llevar a todas partes… con permiso de los que ahora acaban de cargarse también la justicia universal…Impacta el legado concreto en materia de derechos humanos y justicia universal (la misma que resistió 25 años, incluidos los precedentes 8 años de Gobierno Aznar) que van a dejar tras de si nuestros actuales gobernantes, ¿alguien ha iniciado algún tipo de reflexión al respecto en el seno del PSOE tras el reciente comunicado de Amnistía Internacional y del Human Rights Watch?. Porque sea cual sea la coyuntura lo mínimo que podemos esperar de un Gobierno socialdemócrata es que defienda los derechos humanos, más aún los de aquellos que no pueden defenderse por si mismos, y habían hecho de España su última esperanza. ¿Qué les parecería la eliminación de la justicia universal a los miles de brigadistas internacionales que vinieron a España a dejarse la vida, únicamente impulsados por esa misma idea de solidaridad humana cuando las víctimas indefensas a proteger eran las españolas?. Y luego nos molestaremos porque el Comité Internacional de Derechos Humanos nos acaba de decir que desde 1996 no se han producido avances en materias sustanciales de derechos humanos en España. Desde 1996. El Comité Internacional de Derechos Humanos, no Génova.

Algo demasiado importante se ha debido perder en el camino de nuestra (re)construcción Europea – y en algún otro lugar – cuando estamos otra vez con éstas ante el drama de los desaparecidos. Ante algo tan básico como el hecho de que el contenido esencial de los derechos humanos de varias decenas de miles de personas “no se toca”: el contenido esencial de los derechos humanos se cumple y se hace cumplir con toda normalidad, lo estime o no oportuno para su agenda política quien sea. Sólo un centímetro más allá de haber garantizado su efectivo y normal cumplimiento puede y debe tener lugar la política y las “razones de Estado”; si es de política democrática de lo que estamos hablando y no de una vuelta a empezar en nuestro continente.

Dice la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea que la Unión está fundada sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y se basa en los principios de la democracia y del Estado de Derecho. Que al instituir la ciudadanía de la Unión y crear un espacio de libertad, seguridad y justicia, se sitúa a la persona en el centro de su actuación. La situación de los desaparecidos del franquismo y sus familias desafía todo ello, además de resultar de demasiada urgencia, de demasiada gravedad, para tanto intento de andar haciéndole regates, a sabiendas, a toda la legalidad internacional en la materia. Porque a muchas de estas personas apenas les queda ya tiempo para volver a ver a sus pequeños, para recuperar a sus seres queridos por última vez antes de morir. Y eso es lo primero que nuestro Gobierno del PSOE les está negando en nuestro país, junto a otras cosas igualmente irrenunciables ampliamente reconocidas por el derecho internacional, ¿cómo es eso posible?, más aún ¿cómo es eso posible sin crítica alguna ni un amplio debate interno sobre lo que se está haciendo en todo este tema?.

Un Gobierno socialdemócrata de una España de derecho, democrática y constitucional – a la altura de su propio nombre en ambos sentidos – que reestablezca dentro de su territorio el normal cumplimiento de los derechos humanos del Convenio Europeo que jamás debió faltar es algo posible y debido. Como también lo es una Presidencia española de la Unión Europea que impulse con más razón – consciente de su responsabilidad moral como segundo país del mundo en número de desaparecidos tanto como del desprestigio internacional del reciente caso de desapariciones de los vuelos de la CIA en Europa – una iniciativa internacional y diplomática de la misma UE en pro de la ratificación del nuevo Convenio ONU contra las distintas formas de la desaparición forzada, y en particular contra la todavía desatendida lacra de la desaparición forzada infantil en el planeta.

Cumplido en España el Convenio Europeo de Derechos Humanos y los deberes de “verdad, justicia y reparación” una tal contribución de la reestablecida democracia española en defensa de otros miles de pequeños hoy amenazados – y para la reunificación de sus familias de los ya desaparecidos – sería la mejor forma de homenajear y honrar la memoria de nuestros propios desaparecidos, en lugar de una Presidencia española de bombo, platillo… con más de 150.000 desaparecidos en el armario. Los errores se pueden rectificar y reparar poniendo el esfuerzo necesario, los grandes errores también, incluso los terribles. Muchos depositamos nuestra confianza en ZP cuando prometió no fallarnos, y de lo que aquí estamos hablando es de cumplir con los derechos humanos y de unas víctimas a las que en la vida se lo han quitado todo, y lo único que les queda ya es que el Estado les devuelva a sus seres queridos arrebatados.


http://segurquetomba.wordpress.com/

19.8.09

Fidel, por Eduardo Galeano.


Sus enemigos dicen que fue rey sin corona y que confundía la unidad con la unanimidad.
Y en eso sus enemigos tienen razón.

Sus enemigos dicen que si Napoleón hubiera tenido un diario como el “granma”, ningún francés se habría enterado del desastre de Waterloo.
Y en eso sus enemigos tienen razón.

Sus enemigos dicen que ejerció el poder hablando mucho y escuchando poco, porque estaba más acostumbrado a los ecos que a las voces.
Y en eso sus enemigos tienen razón.

Pero sus enemigos no dicen que no fue por posar para la Historia que puso el pecho a las balas cuando vino la invasión, que enfrentó a los huracanes de igual a igual, de huracán a huracán, que sobrevivió a 637 atentados, que su contagiosa energía fue decisiva para convertir una colonia en patria, y que no fue por hechizo de Mandinga ni por milagro de Dios que esa nueva patria pudo sobrevivir a 10 presidentes de los estados unidos, que tenían puesta la servilleta para almorzarla con cuchillo y tenedor.

Y sus enemigos no dicen que Cuba es un raro país que no compite en la copa mundial del felpudo.

Y no dicen que esta revolución, crecida en el castigo, es lo que pudo ser y no lo que quiso ser. Ni dicen en gran medida el muro entre el deseo y la realidad fue haciéndose mas alto y mas ancho gracias al bloqueo imperial, que ahogó el desarrollo de una democracia a la cubana, obligó a la militarización de la sociedad y otorgó a la burocracia, que para cada solución tiene un problema, las coartadas que necesita para justificarse y perpetuarse.

Y no dicen que a pesar de todos los pesares, a pesar de las agresiones de afuera y de las arbitrariedades de adentro, esta isla sufrida pero porfiadamente alegre ha generado la sociedad latinoamericana menos injusta.

Y sus enemigos no dicen que esa hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y el anticuado sentido del honor de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel famoso colega suyo de los campos de Castilla.-


extraído del libro de Eduardo Galeano "Espejos (una historia casi universal)", Siglo XXI, 2008.

10.8.09

Atado y bien atado: Francisco Franco y su heredero


Por Plataforma Lau Haizetara Gogoan


La lucha por abolir la tiranía es una constante en la historia. A ella se han opuesto aquellos que basan su propia supervivencia en la explotación y el sometimiento por creerse investidas, por nacimiento, designio divino o de dictadores corruptos, del derecho al poder absoluto sobre las personas y los bienes de un determinado territorio.

Las disputas entre herederos para ostentar el poder han sido continuas en la historia de las monarquías, más aún, si cabe, en la que nos gobierna. La Guerra de Sucesión, que aupó al trono a los Borbones, dejó un legado de muerte, que aún hoy, tres siglos después, es recordado, especialmente en lugares como Catalunya, donde tuvo además graves efectos sobre su política nacional.

Las Guerras Carlistas enfrentaron a los llamados a suceder a Fernando VII, que no dudaron en proclamar la guerra para defender sus pretensiones. El objetivo de mantener y aumentar el poder y el patrimonio, a costa de lo que sea, es una constante de la monarquía hispana. El propio Fernando VII no dudó en jurar una Constitución liberal en 1820 para abjurar después, llevando a la muerte, al presidio o al exilio, a miles de aquellos ante los que juró defenderla. Hay un paralelismo entre Fernando VII y Juan de Borbón, que se sumó a la rebelión militar de 1936 y mas tarde conspiró contra el régimen con opositores al mismo, siempre con el objetivo de recuperar su poder y el patrimonio.

El actual rey Juan Carlos fue educado, entre 1948 y 1961, en las academias militares franquistas. En ellas debió de dar muestras de amor patrio y vocación de fidelidad eterna al caudillo de una España de miles de fosas, de cientos de miles de prisioneros y exiliados... la España del genocidio y los crímenes de lesa humanidad.

La lealtad demostrada hizo que, el 23 de julio de 1969, el dictador genocida Francisco Franco lo nombrara su sucesor, como garantía de continuidad del régimen edificado a base de la sangre y el terror, impuestos sobre los republicanos, milicianos y gudaris; y como garantía de que una nueva República no pudiera alumbrarse en el futuro. "La España imperial" se otorgaba de nuevo un rey Borbón..., por la gracia de Franco, que incluso ocupó la Jefatura de Estado, durante algunos meses de los años de 1974 y 1975.

Un monarca consciente del origen de su poder y de sus lealtades, tal como ha quedado recogido en el acta de las Cortes franquistas de aquel día de 23 de julio de 1969: "Juro lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino." En su primer mensaje como príncipe proclamó: "Plenamente consciente de la responsabilidad que asumo, acabo de jurar, como Sucesor a título de Rey, lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino. [...] Quiero expresar en primer lugar, que recibo de Su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo Franco, la legitimidad política surgida el 18 de julio de 1936 [...] mi pulso no temblará para hacer cuanto fuere preciso en defensa de los Principios y Leyes que acabo de jurar".

Como sus ancestros, volvió a jurar, en 1978, otra Constitución, ante los mismos testigos del juramento anterior; y ante la realidad ocultada, silenciada y negada de las fosas y cunetas llenas de republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas, obreros, campesinos, gudaris y milicianos... Las estructuras del régimen franquista se trasmutaron en forma de democracia, sin abjurar de sus lealtades franquistas ni responder por el genocidio y los crímenes de lesa humanidad cometidos. Toda la estructura de poder franquista, el ejército y la policía represora, la judicatura, la clase política, el poder económico-financiero, la prensa..., pasó incólume al nuevo Estado.

En otros países que salían de dictaduras similares se depuraron responsabilidades por los crímenes cometidos, por el dolor y miseria causados. Al menos, se separó del poder a los culpables, como mecanismo para establecer las GARANTÍAS DE NO REPETICIÓN de las violaciones de derechos cometidas. Aquí no fue así. La impunidad se hizo norma, el silencio y el olvido fueron la antesala de la injusticia y la continuidad de los bandos de guerra y de represión.

Y es en la permanencia de las estructuras del poder franquistas, donde hay que buscar la causa por la que quienes lucharon por la libertad de Euskal Herria, por la República y por los derechos sociales, económicos, civiles y políticos, no hayan encontrado aún VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN, los tres ejes sobre los que debe articularse cualquier política de reconocimiento a las víctimas.

Tras haber transcurrido 73 de aquel nefasto 18 de julio, seguimos soportando la imposición de emblemas públicos, las banderas rojigualdas, himnos militares y efemérides oficiales, que nos siguen recordando la presencia ignominiosa del franquismo; no obstante, junto a las águilas de piedra y los panteones de condes y generales...; encontramos hoy, en pleno siglo XXI, encumbrado por el espíritu del 18 de julio y la legitimidad de ella emanada, al principal símbolo de carne y hueso, sucesor directo del Caudillo y responsable-heredero de su obra, la obra de un genocida al que no se le ha aplicado ningún proceso semejante a los juzgados en Nuremberg, o justicia transicional alguna, al modo en que lo conocieron las dictaduras de Salazar en Portugal, o la de los Coroneles en Grecia.


* Félix Soto, Juan Ramón Garai, Alberto Muñoz, Manuel Sainz, Gotzon Garmendia, Andoni Txasko y Julia Monge.

9.8.09

Cual es la causa del golpe hondureño

Por Vicenç Navarro

Publicado en el diario digital EL PLURAL, 7 de agosto de 2009

Este artículo señala que la causa de que hubiera un golpe militar en Honduras fue el temor de la oligarquía hondureña y sus Fuerzas Armadas a perder los privilegios garantizados por la Constitución actual que fue establecida bajo la supervisión de la dictadura que impuso una enorme represión en aquel país. El artículo muestra también, como los cinco diarios de mayor tiraje en España han reproducido sin ninguna crítica los argumentos utilizados por los golpistas para justificar el golpe.


Varios medios de información en España han reproducido los argumentos dados por los propios golpistas hondureños para explicar el golpe de estado en aquel país. Tales medios han señalado que el Presidente Zelaya había violado la Constitución, convocando ilegalmente un referéndum para “perpetuarse” en el poder. Se acepta así, la explicación dada por los golpistas, que señalan que la expulsión del Presidente Zelaya ocurrió para impedir que éste convocara un referéndum a fin de alargar su mandato. Un ejemplo de ello es el reportaje del corresponsal de El País en Tegucigalpa, que indicaba que “Zelaya fue derrotado y expulsado el 28 se junio pasado, después de intentar organizar un referéndum para abrir la vía a la reelección, que había sido declarada ilegal por las instancias judiciales” (04.08.09). Según tal reportaje, el golpe tenía por objetivo, pues, evitar que Zelaya se perpetuara en el poder.

Esta explicación ha aparecido en los cinco diarios de mayor tiraje del país. De todos ellos, La Vanguardia ha sido el periódico que ha promovido con más intensidad esta explicación. Su corresponsal en América Latina ha entrevistado nada menos que a Romeo Vásquez, General que realizó el golpe militar, el cual niega en la entrevista que lo que ocurrió en Honduras hubiera sido un golpe militar pues la detención y expulsión del Presidente respondía a principios constitucionales. El entrevistador, el Sr. Ibarz, de cuyos reportajes hablé ya en otro artículo (“Las falsedades sobre Honduras”, Público, 23.07.09) también entrevistó al Cardenal de Honduras, el Sr. Rodríguez Maradiaga, que alegó los mismos argumentos. Por cierto, ninguno de los dirigentes del movimiento en defensa del Presidente Zelaya ha sido entrevistado por La Vanguardia.

La causa principal del golpe, sin embargo, no fue impedir que Zelaya se perpetuara en el poder. El mal llamado referéndum (en realidad fue una encuesta popular gestionada por el Instituto Nacional de Estadística) no hablaba de la reelección del Presidente. En tal encuesta se consultaba a la población si ésta creía aconsejable que se eligiera a una Asamblea Constituyente que permitiera cambiar la Constitución. Y ahí está el meollo de la cuestión. Lo que motivó el golpe fue el deseo de la oligarquía hondureña de mantener intacta la Constitución instaurada por la última dictadura militar. Tal Constitución otorga gran número de privilegios a la oligarquía del país, incluyendo a las fuerzas armadas y a sus aliados en EE.UU. Eran estos privilegios los que la oligarquía y sus fuerzas armadas querían mantener a toda costa. Existía el temor, entre la oligarquía, de que una nueva Constitución pudiese, por ejemplo, pedir la eliminación de bases militares extranjeras en territorio hondureño. Hoy, el Pentágono de EE.UU. tiene una base militar en Honduras, la única existente en Centroamérica, una región de gran importancia estratégica para las fuerzas armadas de EE.UU. Éstas y las fuerzas armadas hondureñas eran conscientes del intento de los progresistas hondureños de cerrar la base, una base que ha sido el centro de actividades militares y represivas llevadas a cabo por las fuerzas militares estadounidenses en toda la región. Las fuerzas armadas hondureñas y sus aliados estadounidenses no desean cambios en la situación actual. De ahí que una de las primeras condiciones que puso el nuevo gobierno golpista al Presidente de Costa Rica (Sr. Óscar Arias) en su mediación fue precisamente que no se cambiara la Constitución.

Las fuerzas progresistas hondureñas querían, también, el enjuiciamiento de los militares que aterrorizaron a la población durante la horrible dictadura que se estableció con el apoyo del Gobierno Federal de EE.UU. También pedían que (como en España) se encontraran a los desaparecidos durante la dictadura y periodos posteriores, en actos de represión política, cuando miles de hondureños y ciudadanos de otros países de Centroamérica fueron asesinados debido a su defensa de la libertad y de los derechos civiles y sindicales de las clases populares. El Presidente Zelaya había aprobado el inicio de tal investigación.

La respuesta de EE.UU.
En EE.UU. la administración Obama está dividida sobre como responder a esta situación. El Partido Republicano apoya a los golpistas y sus argumentos son semejantes a los propuestos por el corresponsal de La Vanguardia, el Sr. Ibarz. El Sr. Zelaya –según ellos- no es ya el Presidente de Honduras, pues, ha sido sustituido por un nuevo gobierno que es el legal. Es interesante señalar que hace setenta años, La Vanguardia (llamada entonces La Vanguardia Española), propiedad de la familia Godó (que apoyó el golpe militar del General Franco en 1936 y la enormemente represiva dictadura que estableció), promovió argumentos legitimadores del golpe militar español, utilizando argumentos casi idénticos a los que su corresponsal utiliza ahora para apoyar a los golpistas hondureños. En España, el gobierno del Frente Popular, en 1936, había violado -según los golpistas- la Constitución española. Se sublevaban –según ellos- para defender la legalidad.

Este apoyo al nuevo gobierno golpista hondureño aparece también entre sectores conservadores del Partido Demócrata. La Administración Obama, sin embargo, considera al Presidente Zelaya como el Presidente legal de Honduras. Este reconocimiento es un paso positivo y marca una distancia con administraciones anteriores. Ni que decir tiene que adoptar una postura distinta habría significado enfrentarse a la gran mayoría de gobiernos de América Latina, así como a la opinión mundial. Ahora bien, la vía de la mediación, propuesta por la Administración Obama y por la OEA, y dirigida por el Presidente de Costa Rica, Óscar Arias, ha abierto la posibilidad de que el Presidente Zelaya vuelva a Honduras como Presidente y a la vez se cancele el intento de cambio de la Constitución. El proceso de mediación, al reconocer a los golpistas, sentándolos en la mesa de mediación al mismo nivel que al gobierno legítimo de Honduras, dio gran poder de veto a los golpistas con lo cual, si se elimina cualquier intento de cambio de la Constitución, se habrá conseguido lo que los golpistas deseaban, es decir que no se cambie la Constitución. De ahí el gran riesgo que supone el proceso de mediación, promovido por la Administración Obama, y liderado por el Presidente de Costa Rica. Tal proceso puede conseguir lo que los golpistas deseaban. De ser así, el proceso habrá alentado a que se produzcan otros golpes de estado en América Latina, pues mostrará que dar golpes de estado es rentable, al conseguirse a través del golpe lo que no se puede obtener a través de las urnas.

Una última observación. El argumento de evitar que dirigentes políticos de América Latina “se perpetúen en el poder” se utiliza constantemente para intentar parar los intentos de aquellos presidentes latinoamericanos, democráticamente elegidos, de cambiar el sistema electoral permitiéndoles presentarse de nuevo, convirtiendo sus sistemas electorales en sistemas semejantes a los sistemas europeos. En la mayoría de países europeos no existen límites en el mandato del Presidente. En Cataluña, el Presidente Pujol gobernó durante 23 años y el Presidente Erlander en Suecia, también, 23 años, sin que los sistemas electorales catalán o sueco pudieran considerarse dictatoriales, pues siguieron las reglas del proceso democrático. El hecho de que los candidatos puedan ser elegidos tantas veces como el electorado desee, no convierte el proceso en dictatorial. Que un proceso sea democrático o no depende del proceso electoral en si y sobre todo de la pluralidad de partidos y opiniones existentes en el proceso electoral sin limitaciones en la presentación de alternativas. Y es ahí donde el centro del análisis debiera fijarse y no en que sea o no el mismo candidato el que se presente. El sistema electoral bipartidista, no proporcional, que existe en muchos países de América Latina, limita enormemente las posibilidades democráticas de aquellos países, lo cual se debe, no al número de veces que los Presidentes pueden presentarse de nuevo a las elecciones, sino a la escasa representatividad proporcional de sus sistemas electorales y limitada posibilidad de participación popular en sus sistema político. Fijarse en lo primero (la posibilidad de repetir mandato), ignorando lo segundo (la escasa diversidad de sensibilidades políticas y limitada participación ciudadana), es el punto flaco de la mayoría de críticas a la mal llamada “perpetuación en el poder”, argumentación que se hace en nombre de la defensa del sistema democrático.


http://www.vnavarro.org/

13.6.09

"Construyendo dignidad": la constitucionalización de Bolivia.


Building Dignity
"Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario". El primer artículo de la nueva Constitución refleja la complejidad de una Bolivia diversa por donde se la mire, atravesada por las visiones que imprimieron los pueblos coloniales fundadores, aguijoneada por la memoria ardiente de los 36 pueblos indígenas que exigen su inclusión, de una vez por todas, en el Estado nacional. "Construyendo Dignidad" muestra un panorama de las voces que se cruzan, se repelen y se complementan en el territorio boliviano. Es una crónica del proceso constituyente que puso en la vidriera del mundo las contradicciones de un país basado sobre diferencias y esperanzas de entendimiento. Ficha Técnica CÁMARA Y FOTOGRAFÍA Fernando Cola - SEGUNDA UNIDAD Patrick Vanier - CON EL APOYO DE CIDOB / CEPESC / CEJIS - PRODUCCIÓN EJECUTIVA Alejandro Parellada - PRODUCCIÓN EN BOLIVIA Julio Peñaloza / Daniela Otero - PRODUCCIÓN EN ARGENTINA Emilio Cartoy Díaz - POSTPRODUCCIÓN Y DISEÑO Canejo Producciones - COORDINACION DE POSTPRODUCCIÓN Fernando Cola - EDICIÓN Martín Ladd / Nicolás Alessandro - DISEÑO EN COMUNICACIÓN VISUAL Sandrina Gobbi / Anabel Garbet«

10.5.09

Elogio del parlamentarismo, por Raúl Zaffaroni.


Para reforzar la confianza en las instituciones deberíamos comenzar por preguntarnos si el sistema de gobierno que tenemos es el más adecuado. Pero criticar en nuestra América el presidencialismo parece hasta hoy un pecado político. Las casi veinte presidencias interrumpidas y la concentración de poder que dejó a los pueblos impotentes frente al festival de las privatizaciones irresponsables y de la destrucción del trabajo, no son suficientes para abrir un debate al respecto. Tampoco lo es la historia previa, que muestra cómo el sistema fue manipulado para establecer las más sangrientas dictaduras. El Señor Presidente, El otoño del patriarca oTirano Banderas parecen sólo un divertimento literario.

¿Por qué no el parlamentarismo? Es una pregunta que puede ridiculizarse fácilmente en un país en que nadie piensa en una reforma constitucional y donde nadie parece hablar en voz alta de los defectos de sus instituciones, como si las pudiese exhibir como un modelo ideal insuperable. Pero la crítica institucional no es un tema que se deba abordar en el momento de una reforma constitucional, para después archivarlo para siempre. Una crítica institucional madura debe ejercerse con independencia de la coyuntura política, lo que evitará que cuando el espacio de reforma se abra en la sociedad, la oportunidad se pierda con reformas inconsultas e improvisadas.


Leer artículo completo.


8.5.09

Disculpen la molestia


Por Eduardo Galeano.

Quiero compartir algunas preguntas, moscas que me zumban en la cabeza.

¿Es justa la justicia? ¿Está parada sobre sus pies la justicia del mundo al revés?

El zapatista de Irak, el que arrojó los zapatazos contra Bush, fue condenado a tres años de cárcel. ¿No merecía, más bien, una condecoración?

¿Quién es el terrorista? ¿El zapatista o el zapateado? ¿No es culpable de terrorismo el serial killer que mintiendo inventó la guerra de Irak, asesinó a un gentío y legalizó la tortura y mandó aplicarla?

¿Son culpables los pobladores de Atenco, en México, o los indígenas mapuches de Chile, o los kekchíes de Guatemala, o los campesinos sin tierra de Brasil, acusados todos de terrorismo por defender su derecho a la tierra? Si sagrada es la tierra, aunque la ley no lo diga, ¿no son sagrados, también, quienes la defienden?

Según la revista Foreign Policy, Somalia es el lugar más peligroso de todos. Pero, ¿quiénes son los piratas? ¿Los muertos de hambre que asaltan barcos o los especuladores de Wall Street, que llevan años asaltando el mundo y ahora reciben multimillonarias recompensas por sus afanes?

¿Por qué el mundo premia a quienes lo desvalijan?

¿Por qué la justicia es ciega de un solo ojo? Wal Mart, la empresa más poderosa de todas, prohíbe los sindicatos. McDonald’s, también. ¿Por qué estas empresas violan, con delincuente impunidad, la ley internacional? ¿Será porque en el mundo de nuestro tiempo el trabajo vale menos que la basura y menos todavía valen los derechos de los trabajadores?

¿Quiénes son los justos y quiénes los injustos? Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?

¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?

Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.

Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina tres millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren quince niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?

¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?

¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.

Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.

En el mundo al revés, dan miedo hasta los más elementales actos de justicia y sentido común. Cuando el presidente Evo Morales inició la refundación de Bolivia, para que este país de mayoría indígena dejara de tener vergüenza de mirarse al espejo, provocó pánico. Este desafío era catastrófico desde el punto de vista del orden racista tradicional, que decía ser el único orden posible: Evo era, traía el caos y la violencia, y por su culpa la unidad nacional iba a estallar, rota en pedazos. Y cuando el presidente ecuatoriano Correa anunció que se negaba a pagar las deudas no legítimas, la noticia produjo terror en el mundo financiero y el Ecuador fue amenazado con terribles castigos, por estar dando tan mal ejemplo. Si las dictaduras militares y los políticos ladrones han sido siempre mimados por la banca internacional, ¿no nos hemos acostumbrado ya a aceptar como fatalidad del destino que el pueblo pague el garrote que lo golpea y la codicia que lo saquea?

Pero, ¿será que han sido divorciados para siempre jamás el sentido común y la justicia?

¿No nacieron para caminar juntos, bien pegaditos, el sentido común y la justicia?

¿No es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto sería libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que pueden pagarlo y de los médicos que pueden cobrarlo?

Lo mismo ocurre con otro escandaloso caso de negación de la justicia y el sentido común: ¿por qué no se legaliza la droga? ¿Acaso no es, como el aborto, un tema de salud pública? Y el país que más drogadictos contiene, ¿qué autoridad moral tiene para condenar a quienes abastecen su demanda? ¿Y por qué los grandes medios de comunicación, tan consagrados a la guerra contra el flagelo de la droga, jamás dicen que proviene de Afganistán casi toda la heroína que se consume en el mundo? ¿Quién manda en Afganistán? ¿No es ese un país militarmente ocupado por el mesiánico país que se atribuye la misión de salvarnos a todos?

¿Por qué no se legalizan las drogas de una buena vez? ¿No será porque brindan el mejor pretexto para las invasiones militares, además de brindar las más jugosas ganancias a los grandes bancos que en las noches trabajan como lavanderías?

Ahora el mundo está triste porque se venden menos autos. Una de las consecuencias de la crisis mundial es la caída de la próspera industria del automóvil. Si tuviéramos algún resto de sentido común, y alguito de sentido de la justicia ¿no tendríamos que celebrar esa buena noticia? ¿O acaso la disminución de los automóviles no es una buena noticia, desde el punto de vista de la naturaleza, que estará un poquito menos envenenada, y de los peatones, que morirán un poquito menos?

Según Lewis Carroll, la Reina explicó a Alicia cómo funciona la justicia en el país de las maravillas:

–Ahí lo tienes –dijo la Reina–. Está encerrado en la cárcel, cumpliendo su condena; pero el juicio no empezará hasta el próximo miércoles. Y por supuesto, el crimen será cometido al final.

En El Salvador, el arzobispo Oscar Arnulfo Romero comprobó que la justicia, como la serpiente, sólo muerde a los descalzos. El murió a balazos, por denunciar que en su país los descalzos nacían de antemano condenados, por delito de nacimiento.

El resultado de las recientes elecciones en El Salvador, ¿no es de alguna manera un homenaje? ¿Un homenaje al arzobispo Romero y a los miles que como él murieron luchando por una justicia justa en el reino de la injusticia?

A veces terminan mal las historias de la Historia; pero ella, la Historia, no termina. Cuando dice adiós, dice hasta luego.