10.5.09

Elogio del parlamentarismo, por Raúl Zaffaroni.


Para reforzar la confianza en las instituciones deberíamos comenzar por preguntarnos si el sistema de gobierno que tenemos es el más adecuado. Pero criticar en nuestra América el presidencialismo parece hasta hoy un pecado político. Las casi veinte presidencias interrumpidas y la concentración de poder que dejó a los pueblos impotentes frente al festival de las privatizaciones irresponsables y de la destrucción del trabajo, no son suficientes para abrir un debate al respecto. Tampoco lo es la historia previa, que muestra cómo el sistema fue manipulado para establecer las más sangrientas dictaduras. El Señor Presidente, El otoño del patriarca oTirano Banderas parecen sólo un divertimento literario.

¿Por qué no el parlamentarismo? Es una pregunta que puede ridiculizarse fácilmente en un país en que nadie piensa en una reforma constitucional y donde nadie parece hablar en voz alta de los defectos de sus instituciones, como si las pudiese exhibir como un modelo ideal insuperable. Pero la crítica institucional no es un tema que se deba abordar en el momento de una reforma constitucional, para después archivarlo para siempre. Una crítica institucional madura debe ejercerse con independencia de la coyuntura política, lo que evitará que cuando el espacio de reforma se abra en la sociedad, la oportunidad se pierda con reformas inconsultas e improvisadas.


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